Ocho comportamientos torpes en la toma de decisiones.

Estos patrones sorprendentes pueden afectar la toma de decisiones de manera inesperada. Descubre cómo comprender y evitar estos fenómenos para tomar decisiones más conscientes y racionales.

¿Te has preguntado alguna vez por qué ciertas opciones son seleccionadas a pesar de parecer contradictorias a la lógica? En este artículo, se presentan ocho comportamientos que influyen en la toma de decisiones. Desde la falacia del jugador hasta el efecto de anclaje, se exponen varios patrones y trampas mentales que pueden llevar a decisiones sorprendentes e irracionales. Al familiarizarnos con estos fenómenos, podemos mantenernos alerta y tomar decisiones más racionales, informadas y conscientes.

1. Disracionabilidad (Dysrationalia) [neologismo].

La inteligencia de una persona no siempre se dirige a objetivos inteligentes, y algunos intelectos geniales pueden estar al servicio de ilusiones absurdas.

En los últimos años, se presentan ejemplos concretos que destacan este fenómeno. Consideremos un científico altamente respetado y hábil que ha llevado a cabo investigaciones de gran relevancia en su campo. A pesar de sus logros, esta persona también puede manifestar un fuerte respaldo a teorías sin sustento suficiente. Esta inclinación puede basarse en un consenso científico sin fundamento sólido, impulsado por la política y los medios, o en la aceptación acrítica de la efectividad de un medicamento debido a las declaraciones beneficiosas de su fabricante o las autoridades de salud locales, guiadas por intenciones políticas en lugar de motivaciones de salud. Incluso es posible que defienda tenazmente una teoría carente de evidencia convincente, a pesar de pruebas sólidas que la contradicen, impulsados por sentimientos personales a favor de esa teoría. A pesar de su aguda inteligencia y logros en el ámbito científico, su pensamiento se ve influenciado por ilusiones y creencias irracionales que carecen de respaldo empírico, y que pueden ser refutadas por pruebas contundentes.

2. Ley de Gibson.

En el ámbito de la legislación y la política, es factible encontrar a un experto que respalde cualquier perspectiva. Poseer un doctorado no asegura la corrección de un argumento; en ocasiones, simplemente incrementa la habilidad de las personas para sostener opiniones erróneas.

Ejemplos hay muchos, y uno que es ampliamente reconocible se presenta en los debates en torno a políticas económicas. Dos expertos con doctorados expresan perspectivas opuestas. Uno respalda la disminución de impuestos como estrategia para fomentar el crecimiento económico, fundamentando su posición en investigaciones, estadísticas, datos concretos y casos previos de éxito. En contraste, el otro experto defiende el aumento de impuestos y del gasto público, basándose en argumentos teóricos y consideraciones éticas sobre cómo deberían estructurarse estas políticas para lograr la redistribución de riqueza y el financiamiento de servicios públicos. A pesar de sus credenciales académicas, estos expertos ejemplifican cómo la Ley de Gibson se manifiesta, resaltando que la formación no siempre garantiza un consenso en la interpretación de los datos ni en las proyecciones de resultados prácticos.

3. Teoría del desajuste.

Algunas características que eran adaptativas en un entorno pueden volverse desfavorables en otro contexto.

Un ejemplo evidente de esto en la actualidad es ilustrado al considerar la evolución de la civilización desde sus orígenes en comunidades tribales hasta el presente. En ese proceso, se puede apreciar cómo el tribalismo y el colectivismo, que podrían haber sido funcionales y beneficiosos en contextos primitivos marcados por la supervivencia en entornos hostiles y agresivos, pueden tomar un cariz negativo en una sociedad más avanzada. En una civilización desarrollada, donde la naturaleza no representa una amenaza constante y la abundancia permite satisfacer las necesidades básicas de manera más eficiente, el colectivismo puede contribuir al empobrecimiento, a la falta de desarrollo, a la intromisión en la privacidad y a la polarización. Este fenómeno se evidencia especialmente en las plataformas de redes sociales, donde individuos que se identifican con ciertos colectivos pueden participar en comportamientos agresivos y polarizados. Además, se generan tensiones debido a privilegios otorgados por políticas específicas a ciertos grupos, fomentando la hostilidad hacia ellos por parte de otros.

Otro ejemplo común es la práctica de analizar el discurso de un candidato, que está específicamente adaptado al contexto y la historia de su propio país, con el propósito de denigrarlo al situarlo en el contexto de otro país y su historia. Este enfoque crítico a menudo surge cuando los analistas de un país critican a candidatos de otras naciones o las políticas implementadas en otros lugares, al trasladarlas a los contextos de sus propias naciones. Sin embargo, este tipo de comparación puede ser inadecuado y no favorece un análisis preciso y objetivo, lo que podría considerarse una falta de integridad intelectual. Además, esta práctica también ejemplifica la teoría del desajuste, donde las conclusiones y evaluaciones pueden verse distorsionadas al aplicar un contexto que no es apropiado.

Otro ejemplo ampliamente conocido, especialmente en Latinoamérica, es la práctica de omitir deliberadamente el contexto histórico y político, incluso llegando a anular la historia, en situaciones de conflictos sociales y guerras civiles que ocurrieron en la década de los 70 del siglo pasado. Durante esa época, los movimientos marxistas buscaban tomar el control de los países a través de la revolución armada, llevando a cabo actos atroces e incluso promoviendo el terrorismo. Posteriormente, gobiernos militares autoritarios, conocidos como dictaduras o gobiernos cívico-militares, tomaron el poder en respuesta a la amenaza del marxismo, el comunismo y el terrorismo de la guerrilla. Sin embargo, se observa la teoría del desajuste cuando se omite considerar este contexto complejo y se presenta un relato distorsionado, a menudo exagerado y deshonesto, con fines políticos.

4. Síndrome de San Jorge jubilado.

Algunas personas que participan en la lucha contra la injusticia pueden llegar a sentir una conexión emocional con esa causa, lo que a su vez los impulsa a buscar de manera continua nuevas instancias de injusticia con el fin de preservar su sensación de identidad y propósito. Esto puede incluir la generación o creación artificial de problemas para mantener viva su causa.

Un ejemplo ampliamente reconocido en la actualidad es el caso del feminismo. La Primera Ola del feminismo, de enfoque liberal-conservador, logró satisfacer sus objetivos y se percibió como un punto culminante para el movimiento. Sin embargo, surgieron enseguida perspectivas de pensadores marxistas en las Olas Segunda y Tercera. La segunda ola, iniciada reviviendo ideas que había escrito Engels en su tiempo, introdujo la lucha de clases en la familia, fomentando la hostilidad entre hombres y mujeres. La tercera ola también busca desmantelar la familia y promueve divisiones entre géneros, impulsada por figuras intelectuales destacadas. Apareció el feminismo de género, argumentando que la mujer se construye y no existe intrínsecamente, lo que ha llevado a la promoción de la desaparición de la mujer como categoría biológica y social. Los enfoques de la segunda y tercera ola del feminismo se caracterizan por la creación de problemas artificiales con el propósito de mantener su causa y obtener beneficios financieros y políticos. Estas perspectivas contemporáneas del feminismo se focalizan en contextos donde las problemáticas han sido abordadas y solucionadas, evitando confrontar desafíos en naciones con circunstancias políticas y religiosas complejas y desfavorables. En estos lugares, un enfoque que retome las ideas de la primera ola del feminismo podría resultar relevante y apropiado. Es esencial destacar que las corrientes de la segunda y tercera ola carecen de fundamento en contextos reales, funcionando más como herramientas políticas para obtener ganancias al atraer a grupos colectivizados de mujeres hacia causas que distan significativamente del verdadero propósito del feminismo. Estas corrientes crean artificialmente el conflicto entre los llamados géneros, fomentan la hostilidad entre hombres y mujeres, y hasta promueven la supresión de la identidad femenina a través de la introducción del concepto de género y constructo social.

Otros ejemplos ampliamente reconocidos en la actualidad son los casos de los justicieros sociales. Estos individuos muestran un extremo fanatismo y crean situaciones artificiales en su búsqueda de causas, como ecologistas, veganos, indigenistas, antifascistas y antirracistas, sexualidades estrafalarias, etc. A pesar de operar en una sociedad avanzada, su agresión y distorsión de la realidad afectan el equilibrio y la armonía de la sociedad, generando problemas donde no existen, o que ya están en proceso avanzado de resolución. Estos justicieros sociales instauran sus causas fanáticas y artificiales en entornos que les resultan cómodos, generalmente en naciones civilizadas y avanzadas. Evitan deliberadamente contextos genuinamente desafiantes, donde sus causas podrían tener argumentos más sólidos. Sin embargo, en cualquier contexto, estos individuos se guían por un fanatismo extremo y aplican métodos intolerantes, demostrando su inadecuación e intolerancia en todos los ámbitos donde intentan promover sus agendas.

5. Saturación de idiotez.

El fenómeno de la saturación de idiotez se manifiesta en la proliferación de contenido sin reflexión previa en las redes sociales.

El fenómeno de saturación de idiotez se evidencia a través de numerosos ejemplos presentes en las redes sociales. Al explorar nuestras plataformas en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, es posible constatar una amplia gama de situaciones que ilustran este fenómeno. Comentarios impulsivos y emocionales, distorsiones de la realidad tanto involuntarias como deliberadas, generación intencional de información falsa con el propósito de perjudicar, publicaciones carentes de sentido o de sustancia, difamaciones, etc. La diversidad y cantidad de ejemplos es extensa.

6. Síndrome de Dunning-Kruger.

Personas con habilidades limitadas tienden a sobreestimar su competencia y creen erróneamente que son más competentes de lo que realmente son, debido a su falta de conocimiento para reconocer sus limitaciones.

La falta de conocimientos, habilidades y la falta de inteligencia pueden contribuir al "Síndrome de Dunning-Kruger" al generar una percepción distorsionada de las propias capacidades de una persona. Cuando alguien carece de conocimientos profundos en un área particular, es posible que no sea capaz de reconocer la complejidad de esa materia y, en consecuencia, tienda a sobrevalorar sus habilidades. Del mismo modo, la falta de habilidades o destrezas en una tarea específica puede llevar a una percepción errónea de que se es más competente de lo que realmente se es, ya que la persona podría no ser consciente de las sutilezas y dificultades involucradas. La falta de inteligencia, puede llevar a un exceso de confianza en las propias capacidades debido a la incapacidad de evaluar de manera precisa las propias limitaciones cognitivas.

7. Efecto de anclaje.

Tendencia a depender excesivamente de una primera información recibida al tomar decisiones, sin ajustar adecuadamente a nueva evidencia.

Cuando se presenta una referencia o punto de partida inicial, conocido como "anclaje", las personas tienden a ajustar sus evaluaciones y decisiones en torno a esa referencia, incluso si esta no es necesariamente precisa o relevante. Esto puede llevar a una subestimación o sobreestimación de valores, ya que el punto de partida inicial afecta el proceso de comparación.

Un ejemplo ampliamente reconocido en la actualidad es la afirmación de que hombres y mujeres son iguales, una noción comúnmente difundida. A partir de esta premisa errónea, se derivan una serie de conclusiones. Esta percepción se aprovecha en el ámbito político para obtener ventajas, sin considerar que la diferencia entre hombres y mujeres es inherente y beneficiosa. El concepto de anclaje se fundamenta en la suposición inicial de igualdad entre sexos, que es objetivamente equivocada y perjudicial. A partir de esta premisa, surgen conclusiones erróneas que respaldan políticas públicas que, debido a la premisa inicial errada, tienden a fracasar de manera recurrente.

Otro ejemplo que se presenta en el ámbito político es cuando se establece una cifra específica como punto de anclaje para un programa de políticas públicas. Por ejemplo, un gobierno puede proponer una reforma tributaria o de otro tipo, fijando cifras concretas, como el monto de una jubilación o el salario mínimo. Luego, acusa a la oposición de obstaculizar estas reformas necesarias y de querer perjudicar a la gente al no respaldar con los votos necesarios. Sin embargo, este enfoque no considera que dichas reformas podrían ser desfavorables y contraproducentes, y que las cifras presentadas carecen de fundamento real, siendo meros puntos de anclaje para influenciar a la opinión pública y obtener beneficios políticos al presentar a la oposición como culpable de obstaculizar mejoras salariales y de jubilaciones.

8. Falacia del jugador.

Creer que los resultados futuros de un evento aleatorio están influenciados por resultados anteriores, cuando en realidad son independientes y no tienen relación.

Por ejemplo, a veces se sostiene que los países ricos poseen un estado de bienestar, con la suposición de que su implementación en naciones empobrecidas conducirá a la prosperidad. Sin embargo, esta perspectiva no considera que los países ricos adoptaron el estado de bienestar después de haber alcanzado la riqueza. Además, se pasa por alto que previo a la adopción del estado de bienestar, adoptaron medidas económicas de corte liberal y llevaron a cabo sacrificios significativos, renunciando a los denominados derechos sociales, como parte de sus estrategias para alcanzar el éxito económico. La falacia del jugador consiste en creer incorrectamente que una característica presente en los países ricos fue lo que los llevó a la prosperidad, sin tener en cuenta las acciones específicas que emprendieron para alcanzar ese estado de riqueza.

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