Vínculos históricos e ideológicos entre el pensamiento marxista y las corrientes globalistas y progresistas contemporáneas.
El marxismo, el globalismo y el progresismo son corrientes ideológicas que presentan algunas intersecciones y vínculos históricos que resultan relevantes para comprender la evolución del pensamiento social y político contemporáneo.
El marxismo, desarrollado por Karl Marx y Friedrich Engels en el siglo XIX, planteaba una crítica del capitalismo y abogaba por una revolución de la clase trabajadora que instauraría una sociedad comunista. Esta doctrina tuvo una enorme influencia en movimientos políticos y gobiernos durante el siglo XX.
El globalismo puede entenderse como la visión a favor de una creciente integración política, económica y cultural mundial. Promueve la reducción de barreras nacionales y el establecimiento de instituciones y políticas globales.
Por su parte, el progresismo es una corriente política que aboga por reformas sociales igualitarias y cambios estructurales en la sociedad tradicional. Suelen promover causas como los derechos de minorías, la justicia social y ambiental, y una mayor intervención del Estado.
En el siguiente texto se exploran las interconexiones históricas entre estas tres corrientes a través del análisis de diversos aspectos del pensamiento marxista y cómo estos han influido, o presentan similitudes, con ideas globalistas y progresistas contemporáneas.
Se examinan temas como la abolición de la propiedad privada, la familia tradicional, las naciones, la verdad, la religión y las clases sociales, entre otros conceptos centrales del marxismo. El texto aprovecha estas temáticas para establecer un diálogo crítico entre la teoría marxista original y los fenómenos políticos e ideológicos actuales.
1. Abolición de la Propiedad Privada.
Marx abordó la abolición de la propiedad privada como uno de los pilares fundamentales de su teoría comunista. En el "Manifiesto comunista" y en otras obras, Marx expuso sus ideas sobre la propiedad privada y cómo esta contribuye a la explotación y desigualdad en la sociedad.
"En este sentido, los comunistas pueden resumir su teoría en esta única expresión: abolición de la propiedad privada." - Karl Marx y Friedrich Engels, "Manifiesto comunista"
En el "Manifiesto Comunista", Marx y Engels declaran claramente su objetivo comunista: "eliminar la propiedad privada" como base de la organización económica y social. Marx consideraba que la propiedad privada de los medios de producción permitía a la clase capitalista explotar a la clase trabajadora, creando una división y antagonismo de clases. Para superar esta situación, los comunistas proponían la abolición de la propiedad privada para establecer una propiedad colectiva y común de los medios de producción, lo que llevaría a una sociedad más igualitaria y sin explotación.
Marx argumentaba que la propiedad privada, en lugar de ser un derecho absoluto e inalienable, era una construcción social que servía para perpetuar las desigualdades económicas y la opresión de una clase sobre otra. Al abolir la propiedad privada y socializar los medios de producción, se eliminaría la base de la explotación capitalista y se abriría paso a una sociedad donde los frutos del trabajo serían compartidos por todos en igual medida.
Hoy en día, la idea de abolir la propiedad privada es impulsada fuertemente por la llamada agenda globalista. En algún momento del año 2016, se popularizó una frase que reflejaba esta agenda: "No tendrás nada y serás feliz". Esto implica que la agenda globalista promueve la abolición de la propiedad privada. Además, a lo largo de la historia, ha habido partidos políticos que también han abogado por la abolición de la propiedad privada.
Es evidente que toda ideología o agenda que abogue por la abolición de la propiedad privada viola los derechos humanos, ya que la propiedad privada es un derecho fundamental establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y como la propiedad privada es una base esencial para la prosperidad y el desarrollo también se puede afirmar que estas agendas o ideologías son de lesa humanidad.
2. Abolición de la Familia.
Marx propuso la abolición de la familia burguesa basada en la propiedad privada, argumentando que esta desaparecería una vez se aboliera dicha propiedad.
Abordó el tema de la abolición de la familia en el "Manifiesto Comunista", donde expuso sus ideas sobre la sociedad comunista y cómo esta transformaría las relaciones familiares.
“¡Abolición de la familia! Al hablar de estas intenciones satánicas de los comunistas, hasta los más radicales gritan escándalo. Pero veamos: ¿en qué se funda la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el lucro privado. Sólo la burguesía tiene una familia, en el pleno sentido de la palabra; y esta familia encuentra su complemento en la carencia forzosa de relaciones familiares de los proletarios y en la pública prostitución. Es natural que ese tipo de familia burguesa desaparezca al desaparecer su complemento, y que una y otra dejen de existir al dejar de existir el capital, que le sirve de base.” - Karl Marx, "Manifiesto comunista"
Marx argumentaba que la familia en la sociedad burguesa estaba fundamentada en la propiedad privada y la búsqueda de ganancias individuales. En el comunismo, donde la propiedad privada sería abolida, la familia burguesa perdería su razón de ser. La abolición de la propiedad privada conduciría al fin de la familia burguesa, ya que se basaba en el capital y la explotación económica.
En el mismo "Manifiesto comunista", Marx también expresó su opinión sobre cómo cambiarían las relaciones familiares en la sociedad comunista:
“Y a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, sustituirá una asociación en que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos.”. - Karl Marx, "Manifiesto comunista"
Marx imaginaba una sociedad comunista donde las personas estarían liberadas de las restricciones de clases y las desigualdades económicas. En este contexto, la familia basada en el capital y la propiedad privada sería reemplazada por una asociación igualitaria en la que el desarrollo individual de cada persona sería beneficioso para el desarrollo colectivo de toda la sociedad.
La idea marxista de abolir la familia continúa siendo relevante en la actualidad y está siendo fuertemente impulsada desde el llamado globalismo y el progresismo. Basado en esto resulta perturbador para algunos partidos políticos, marxistas, neo marxistas o globalistas, que en varias constituciones se establezca a la familia como la base fundamental de la sociedad. Algunos impulsan la idea de eliminar esta referencia de las constituciones de los países.
3. Abolición de la Individualidad.
Marx consideraba que la individualidad era contraria al igualitarismo comunista y debía ser eliminada para lograr la utopía.
Abordó la abolición de la individualidad en el contexto de su visión comunista, donde consideraba que la individualidad tal como existía en la sociedad capitalista debía ser transformada o eliminada para alcanzar la igualdad y el colectivismo en la sociedad comunista.
"En la sociedad burguesa, el capital es independiente y tiene individualidad, mientras que la persona viva es dependiente y no tiene individualidad. Y la abolición de este estado de cosas es llamada por los burgueses, ¡abolición de la individualidad y de la libertad! Y con razón. Pues se trata efectivamente de abolir la individualidad burguesa, la independencia burguesa y la libertad burguesa." - Karl Marx, "Manifiesto comunista”
El pasaje expresa la crítica de Marx a la desigualdad y a la pérdida de individualidad que ocurre en la sociedad burguesa capitalista, y cómo el comunismo busca abolir la individualidad burguesa para lograr una sociedad más justa e igualitaria.
La individualidad es una de las principales preocupaciones de la agenda globalista, así como de algunas ideologías marxistas, neo marxistas y progresistas. Estas ideologías proponen reemplazar al individuo por el colectivo, lo que se refleja en la promoción de los derechos de los grupos por encima de los derechos individuales. Esto ha dado lugar a diversas corrientes ideológicas en la actualidad, donde se enfatiza la importancia de la interseccionalidad y los movimientos que promueven identidades colectivas.
4. Abolición de la Verdad.
Marx sostenía que no existían verdades más allá de la lucha de clases y que el comunismo debía derrocarlas, desafiando así las ideas establecidas.
Marx abordó la cuestión de las "verdades" en el contexto de su crítica al idealismo y la filosofía hegeliana, que consideraba que buscaba establecer conceptos y principios universales e inmutables que gobernarían la historia y la sociedad. Marx rechazó esta noción de verdades y argumentó que las ideas y las concepciones filosóficas eran el resultado de las condiciones materiales y sociales de cada época.
"Las ideas dominantes de cada época han sido alguna vez las ideas de su clase dirigente. Cuando el mundo antiguo estaba en su última agonía, las religiones antiguas fueron superadas por el cristianismo. Cuando las ideas cristianas sucumbieron en el siglo XVIII a las ideas racionalistas, la sociedad feudal libró su batalla a muerte con la entonces burguesía revolucionaria." - Karl Marx, "La Ideología Alemana"
En esta cita, Marx sostiene que las ideas y creencias dominantes en una sociedad son moldeadas por la clase social dominante de esa época. Así, las "verdades" no son más que construcciones históricas y cambiantes que se adaptan a las condiciones materiales y sociales de cada periodo.
Marx argumentaba que el comunismo, al buscar cambiar radicalmente las relaciones de producción y propiedad, implicaría una transformación de las ideas y concepciones filosóficas prevalecientes en la sociedad burguesa. En lugar de aceptar verdades establecidas, el comunismo buscaría derrocarlas y construir un nuevo orden basado en la colectividad y la igualdad, en contraposición al individualismo y las desigualdades propias del sistema capitalista.
Marx cuestionó la noción de verdad y consideró que estas eran el resultado de las circunstancias históricas y sociales. Su visión comunista buscaba reemplazar estas verdades con una nueva concepción de la sociedad, basada en la emancipación del proletariado y la abolición de las desigualdades económicas y sociales propias del sistema capitalista.
En el contexto actual, la ideología globalista y progresista promueve la abolición de la verdad, ya que muestra poco interés en la verdad científica y biológica. Por ejemplo, sostienen que una mujer puede ser definida por su autopercepción, negando su realidad biológica. La nueva ciencia se basa en consensos en lugar de datos y evidencia, lo que a menudo lleva a consensos políticos en lugar de consensos científicos reales. La censura de opiniones disidentes oculta estos desacuerdos, estableciendo una verdad unilateral y excluyente. Esto ha ocurrido tanto en el campo de la medicina como en el debate sobre el cambio climático, donde se afirma un consenso que en realidad no existe, ya que hay posiciones contrarias entre diferentes científicos. La ideología globalista y progresista busca abolir las verdades objetivas y favorece una narrativa subjetiva y politizada.
5. Abolición de las Naciones.
Marx defendía la abolición de las naciones, ya que creía que el proletariado no tenía país y que las diferencias nacionales desaparecerían con el desarrollo del comunismo.
Abordó la cuestión de la abolición de las naciones en el contexto de su crítica al nacionalismo y al sistema de naciones-estado. Consideraba que el nacionalismo dividía a la clase trabajadora y promovía la rivalidad y la competencia entre los trabajadores de diferentes países, lo que dificultaba la unidad y la solidaridad internacional de la clase obrera.
"La clase obrera no tiene patria. No podemos arrebatarles lo que no tienen. Dado que el proletariado debe conquistar primero el poder político, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en nación, todavía es nacional, aunque de ninguna manera en el sentido burgués.” …
“Los proletarios no tienen nada que perder en ella que no sea sus cadenas. Tienen un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos!" - Karl Marx, "Manifiesto comunista"
En este pasaje del "Manifiesto comunista", Marx destaca la perspectiva internacionalista de la clase obrera y su relación con la idea de patria y nación.
Primero, Marx afirma que la clase obrera no tiene patria. Esto significa que, desde la perspectiva comunista, los trabajadores no deben ver sus intereses y lealtades limitados a las fronteras nacionales, ya que su lucha es una lucha común más allá de las divisiones geográficas.
Marx argumenta que el proletariado, para lograr sus objetivos, debe primero conquistar el poder político, elevarse como una clase nacional y constituirse en una nación. Sin embargo, esta nación no se entendería en el sentido burgués, ya que no estaría fundada en la propiedad privada y la explotación, sino en la unidad de la clase obrera en la lucha contra la opresión y la desigualdad.
La frase "Los proletarios no tienen nada que perder en ella que no sea sus cadenas. Tienen un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos!" destaca la importancia de la solidaridad internacional entre los trabajadores. Marx insta a la clase obrera de todas las naciones a unirse en su lucha, ya que su emancipación no se puede lograr a nivel nacional, sino que es una lucha que va más allá de las fronteras y busca cambiar el orden social a nivel mundial.
Estos pasajes del "Manifiesto comunista" resalta la visión internacionalista de Marx, donde la clase obrera no se identifica con una patria particular y se convoca a la unidad global de los trabajadores en la lucha por su liberación y emancipación.
El globalismo y el progresismo abogan por la abolición de las naciones y fronteras, y promueven la idea de establecer un gobierno mundial dirigido desde organizaciones internacionales como la ONU. Estas ideologías/agendas consideran que las fronteras y las divisiones nacionales son obstáculos para la cooperación internacional y la resolución de problemas globales, y buscan crear un sistema más integrado y globalizado. La idea detrás de este enfoque es que un gobierno mundial podría ser más eficiente en abordar cuestiones globales, como el cambio climático, la pobreza, la desigualdad y los conflictos internacionales. Al eliminar las fronteras y las naciones, se aspira a fomentar una mayor cooperación y solidaridad entre las personas y las naciones, y se argumenta que esto permitiría una distribución más justa de los recursos y una mayor equidad entre los países desarrollados y en desarrollo. Eso es lo que se dice públicamente, ya que las verdaderas intenciones pueden estar ocultas, y basados en la experiencia empírica se puede sospechar con toda justicia que las verdaderas intenciones no son bondadosas. Y sabiendo reconociendo que esas ideas tienen raíces en el marxismo se puede afirmar que seguramente conducen a un desastre. Los críticos argumentan que un gobierno mundial podría erosionar la soberanía y la identidad cultural de las naciones, y cuestionan quiénes serían los responsables y cómo se representaría y distribuiría el poder en un sistema global de gobierno. Además, la idea de un gobierno mundial, con una planificación centralizada, que es una idea marxista, ha sido considerada utópica por muchos, dada la complejidad y diversidad de intereses y culturas en el mundo.
6. Abolición del Pasado.
Marx consideraba que la tradición era una herramienta de la burguesía y que en la sociedad comunista el presente debería dominar sobre el pasado.
Abordó la cuestión de la abolición del pasado en relación con su crítica a la tradición y la influencia que ejerce sobre la sociedad. Él consideraba que la tradición y el pasado eran utilizados por la clase dominante para mantener su poder y perpetuar las desigualdades sociales. En este sentido, Marx proponía la necesidad de romper con las viejas estructuras y concepciones del pasado para construir una sociedad nueva y más justa.
"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado." - Karl Marx "El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte"
En esta cita, Marx reconoce la influencia del pasado en la configuración del presente y la importancia de comprender las condiciones heredadas que dan forma a la sociedad actual. A lo largo de su obra, también enfatiza la necesidad de cambiar esas circunstancias y estructuras pasadas, especialmente aquellas que perpetúan la opresión y la explotación.
Marx abogaba por una ruptura con las tradiciones que sostenían la explotación y la desigualdad, y en cambio, proponía una reconfiguración radical de la sociedad que se basara en principios igualitarios y colectivos.
Marx planteó la idea de la abolición del pasado como una necesidad de romper con las estructuras y concepciones del pasado que mantenían la opresión y la desigualdad, y de construir una nueva sociedad basada en valores emancipadores y colectivos.
En los últimos años, hemos sido testigos de la abolición del pasado a través de la demolición de estatuas, la manipulación de la historia y el adoctrinamiento masivo de niños y jóvenes desde la infancia hasta el nivel universitario. Un ejemplo claro es la tergiversación de la colonización española en América, conocida como la leyenda negra, donde se reescribe la historia para favorecer políticamente a una de las partes y se evitan mencionar realidades históricas inconvenientes. Lo mismo ocurre cuando se cuenta la historia de los gobiernos militares en Sudamérica, que también ha sido tergiversada, olvidando por completo aquello que provocó la necesidad de esas intervenciones militares para salvar a sus propias naciones y evitar catástrofes humanitarias más graves.
Además, se ha visto la tergiversación de cuentos infantiles para adaptarlos a una ideología política colectivista y promover el feminismo marxista, las identidades interseccionales y otras ideologías de lobbies que promueven sexualidades estrambóticas. Estas acciones no son aisladas, sino que son respaldadas y promovidas por la agenda globalista y diversas instituciones como la ONU, el Foro Económico Mundial y corrientes ideológicas progresistas y neo marxistas.
En conjunto, estas tendencias representan una forma de manipulación del pasado con fines políticos y culturales, en busca de una reinterpretación de la historia que se ajuste a las agendas ideológicas y promueva un enfoque colectivista, en detrimento de la verdad histórica.
7. Abolición de la Religión.
Marx consideraba que la religión era una forma de opresión utilizada por las clases dominantes para mantener el control sobre las masas. En el comunismo, se esperaba que la religión desapareciera gradualmente, ya que la gente dejaría de necesitarla una vez que se eliminaran las desigualdades sociales y económicas.
Abordó la cuestión de la abolición de la religión en varias de sus obras, en particular en su famoso escrito "Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel" y en el "Manifiesto comunista". En estas obras, Marx expresa su visión sobre la religión y cómo esta se relaciona con las condiciones sociales y económicas de la sociedad.
Marx consideraba que la religión era una forma de alienación y opio del pueblo. Sostenía que la religión, al promover la idea de un mundo sobrenatural y un ser supremo, distraía a los trabajadores de la realidad material y de la explotación a la que estaban sometidos en el sistema capitalista. Para él, la religión era una manifestación ideológica que justificaba las desigualdades sociales y mantenía a las personas en una situación de sumisión y resignación.
"La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón y el alma de situaciones sin alma. Es el opio del pueblo". – Karl Marx, "Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel"
En esta famosa frase, Marx expresa su visión de la religión como una especie de consuelo para los oprimidos, una ilusión que los hace soportar su sufrimiento y desdicha en la vida real. También hace referencia a cómo la religión se convierte en una forma de escapar de las dificultades y desafíos de la vida cotidiana.
Habló de la abolición de la religión en el contexto de su crítica al idealismo y a la alienación que producía la sociedad capitalista. Marx consideraba que la religión era una forma de consuelo ilusorio que enajenaba al hombre de su realidad material y social, y que servía para legitimar el orden existente y los intereses de la clase dominante. Marx planteó que la religión era el reflejo invertido de un mundo invertido, y que sólo desaparecería cuando se transformaran las condiciones reales que la originaban. Marx defendió el materialismo histórico y dialéctico como el método científico para comprender y cambiar la sociedad, y el comunismo como el movimiento revolucionario que liberaría al hombre de toda forma de opresión y explotación.
"La crítica de la religión desemboca en la doctrina de que el hombre es el ser supremo para el hombre. Por tanto, implica el imperativo categórico de derrocar todas las condiciones en que el hombre es un ser humillado, esclavizado, abandonado, despreciable." Karl Marx, Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel.
A través de estas citas y sus análisis en otras obras, Marx expresó su deseo de ver la abolición de la religión como parte de su visión de una sociedad comunista, en la cual las estructuras de opresión y alienación, incluyendo la religión, serían superadas para lograr una emancipación verdadera del individuo y la clase trabajadora.
En la actualidad, observamos una serie de ataques dirigidos a las iglesias católicas y, en particular, a la religión católica. Esto se debe principalmente a que esta religión representa la tradición de occidente y sus valores morales. Estos ataques provienen de diversos colectivos, como el feminismo marxista y el colectivo de las sexualidades estrafalarias, así como de otros grupos asociados a la cultura progresista conocida como "woke". Estos ataques son respaldados por agendas globalistas y por ideologías progresistas y neo marxistas.
Es importante resaltar que, aunque se ataca el catolicismo, no ocurre lo mismo con la religión del islam, la cual es promovida en lugar de atacada. Esto se debe a que el islam no es una religión occidental y, además, es considerada enemiga del cristianismo y de la tradición cristiana occidental. Por lo tanto, el islam es utilizado como una herramienta útil para debilitar y destruir la influencia del cristianismo en occidente.
8. Abolición de las Clases Sociales.
El objetivo central del comunismo era eliminar las clases sociales y la explotación del proletariado por la burguesía. Una vez instalado el comunismo, se suponía que desaparecerían las diferencias de clase y todos serían iguales.
Marx abordó la abolición de las clases sociales en su teoría comunista, que se basaba en la idea de una sociedad sin clases, donde la propiedad privada de los medios de producción sería eliminada y los trabajadores serían dueños colectivos de estos medios. En esta sociedad comunista, no habría explotación ni desigualdades económicas, y las clases sociales desaparecerían.
En su obra "El Manifiesto Comunista", Marx y Engels expresaron sus ideas sobre la abolición de las clases sociales. En el primer capítulo del manifiesto, afirman:
"La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, ora disimulada ora abierta; lucha que termina siempre con una transformación revolucionaria de toda la sociedad o con la ruina común de los contendientes."
En esta cita, Marx y Engels explican que a lo largo de la historia, las sociedades han estado marcadas por las luchas entre clases sociales opresoras y oprimidas. La abolición de las clases sociales se lograría mediante una transformación revolucionaria de toda la sociedad, donde las luchas de clases serían superadas por una nueva forma de organización social basada en la igualdad y la propiedad colectiva de los medios de producción.
Marx también desarrolló su visión sobre la abolición de las clases en su obra "Crítica del Programa de Gotha". En esta obra, plantea la idea de una sociedad comunista en la que se distribuiría la riqueza de acuerdo con la famosa frase:
"De cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades."
Esta concepción de la sociedad comunista implica que cada individuo contribuiría con sus habilidades y capacidades al bienestar de la comunidad, y a su vez, recibiría lo que necesitara para satisfacer sus necesidades básicas. Esta abolición de las clases sociales se alcanzaría cuando la producción y distribución de bienes y servicios se basara en principios igualitarios y solidarios.
Lo que sucedió en la realidad con la instalación de estas ideas fue que se crearon otras clases sociales:
- Proletariado: El proletariado era la clase trabajadora industrial que vendía su fuerza de trabajo a cambio de un salario. En la Unión Soviética, esta clase social incluía a los obreros de las fábricas y empresas estatales.
- Campesinos: La mayoría de la población soviética vivía en áreas rurales y estaba formada por campesinos que trabajaban la tierra en granjas colectivas conocidas como koljoses y sovjoses. Aunque no constituían una clase en el sentido marxista tradicional, los campesinos representaban una parte significativa de la población y desempeñaban un papel importante en la economía y la sociedad.
- Intelectuales y Profesionales: Esta clase incluía a los intelectuales, profesionales, artistas, científicos y educadores que ocupaban puestos en el sistema educativo, las instituciones culturales y otros sectores no industriales.
- El Politburó: El Politburó era el comité ejecutivo más alto del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y tenía un poder centralizado en la toma de decisiones políticas y económicas.
- La Nomenklatura: La Nomenklatura era una élite burocrática que controlaba y ocupaba cargos importantes dentro del gobierno, el partido y las instituciones estatales. Estas personas disfrutaban de privilegios y ventajas, como acceso a bienes y servicios escasos y una mejor calidad de vida en comparación con el resto de la población.
- Clase Obrera Privilegiada: En algunos sectores industriales, especialmente en la defensa y la tecnología, se desarrolló una clase obrera privilegiada que recibía salarios y beneficios más altos que el promedio de la población.
En la actualidad, la agenda globalista promueve la idea de "No tendrás nada y serás feliz". Esto significa que todo lo que posees te será quitado y dado a otros. Ellos son las empresas multinacionales, grupos privilegiados y organismos internacionales que controlarán todos los recursos. Con esto, buscan abolir las clases, pero en realidad, se crean nuevas clases privilegiadas que tendrán el control absoluto, mientras que otras personas carecerán de todo.
Además, se fomenta el multiculturalismo, buscando mezclar todas las culturas sin segregación. En esta mezcla, existen personas muy refinadas y educadas, así como otras que son grotescas, ordinarias y de poca educación. Esto puede generar conflictos debido a las diferencias culturales y educativas, causando problemas para toda la sociedad.
Aunque se habla de reducir la segregación, en realidad, esto puede llevar a resultados catastróficos para la civilización. El multiculturalismo también se relaciona con la destrucción de las naciones, ya que una nación implica un territorio y un grupo de personas que comparten tradiciones y costumbres comunes. Si en un territorio se mezclan personas con diferentes tradiciones y costumbres, se está destruyendo la nación.
9. Abolición del Dinero y Economía de Mercado.
En el comunismo, Marx preveía una economía planificada y sin dinero, donde los medios de producción serían propiedad común y las relaciones económicas basadas en la igualdad.
Marx abordó la cuestión de la abolición del dinero y la economía de mercado en varias de sus obras, en particular en "El Manifiesto Comunista", "Crítica del Programa de Gotha" y "El Capital". En su visión comunista, la abolición del dinero y la economía de mercado era una de las transformaciones fundamentales que ocurrirían en una sociedad comunista sin clases.
En "El Manifiesto Comunista", Marx y Engels expresaron su visión sobre el dinero y la economía en una sociedad comunista:
"En lugar de la explotación velada por medio del engaño y las ilusiones religiosas, se plantearía una explotación abierta, descarada, directa y brutal." - Karl Marx y Friedrich Engels, "El Manifiesto Comunista"
En esta cita, Marx y Engels critican el sistema capitalista, donde el dinero y la economía de mercado permiten la explotación de la clase trabajadora. Su idea comunista implicaba la abolición de este sistema y la instauración de una sociedad donde las relaciones de producción fueran transparentes y basadas en la igualdad.
En "Crítica del Programa de Gotha", Marx abordó cómo sería la economía en la fase inicial del comunismo, después de la revolución proletaria:
"En una fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio para vivir, sino la primera necesidad de la vida; cuando, con el desarrollo de los individuos en todas sus fuerzas, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro las fuentes de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá inscribir en sus banderas: ¡De cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades!" - Karl Marx, "Crítica del Programa de Gotha"
En esta cita, Marx describe cómo en una fase avanzada del comunismo, después de superar las contradicciones sociales restantes, se alcanzaría una sociedad donde ya no existiría el dinero ni la economía de mercado. El trabajo se convertiría en una actividad libre y creativa, y la distribución de los bienes se basaría en las necesidades de cada individuo, en lugar de la lógica de intercambio mercantil.
En "El Capital", Marx desarrolló su análisis crítico de la economía capitalista y cómo esta se basa en la mercancía y el dinero como mediadores de las relaciones sociales. En su visión comunista, el sistema capitalista sería reemplazado por una economía planificada y colectiva, donde las relaciones de producción estarían orientadas a satisfacer las necesidades humanas en lugar de generar ganancias para unos pocos.
En conclusión, Marx planteó la abolición del dinero y la economía de mercado como parte de su visión de una sociedad comunista, donde las relaciones sociales estarían basadas en la cooperación y la satisfacción de las necesidades humanas en lugar de la explotación y la acumulación de riqueza.
El dinero es un medio de intercambio de bienes en el mercado. El mercado implica el libre intercambio de bienes y servicios de forma natural. La abolición del mercado conlleva también la abolición del dinero. Esto significa que en lugar del mercado, se establece una administración centralizada que distribuye lo que las personas necesitan. Deja de ser posible comprar lo que uno desea y necesita, ya que el gobierno comunista decide lo que cada persona recibe según su criterio. En este sistema, no hay lugar para la variedad de productos que ofrece el mercado, sino que se reemplazan por productos únicos, impuestos por el gobierno comunista. La abolición del dinero en la agenda globalista se relaciona con las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) y las monedas inteligentes y programables, que permiten al Estado controlar y limitar los gastos de las personas. En este sistema, la libertad de elección se ve restringida, ya que solo se puede adquirir lo que el Estado autoriza y en las cantidades que establece. Las monedas digitales de los bancos centrales son promovidas por la agenda globalista y apoyadas por el progresismo.
10. Abolición del Trabajo Alienado.
Marx argumentaba que, en la sociedad capitalista, el trabajo se volvía alienado, deshumanizado y explotador. En el comunismo, se buscaba abolir esta alienación, permitiendo que las personas encontraran significado y satisfacción en su trabajo.
Marx habló extensamente sobre la abolición del trabajo alienado en su obra "Manuscritos económicos y filosóficos de 1844". En estos escritos, Marx critica profundamente el sistema capitalista y cómo este transforma el trabajo humano en una actividad alienante y deshumanizadora.
Según Marx, en el sistema capitalista, los trabajadores se ven alienados de su propia labor de varias maneras:
Alienación del producto: Los trabajadores no poseen ni controlan lo que producen. El fruto de su trabajo se convierte en propiedad del capitalista o dueño de los medios de producción, quien lo vende en el mercado para obtener beneficios. Los trabajadores se sienten desconectados de los productos que crean, ya que no tienen participación en su destino final.
Alienación del proceso de trabajo: En el sistema capitalista, el trabajo se divide en tareas repetitivas y monótonas. Los trabajadores realizan tareas específicas y fragmentadas, perdiendo el sentido de la totalidad de su labor. Esto conduce a una sensación de tedio y desapego respecto a su trabajo.
Alienación de sí mismo: El trabajador se convierte en una mera mercancía, una pieza más del engranaje de la producción capitalista. La actividad laboral deja de ser una expresión de su creatividad y habilidades personales, convirtiéndose en una actividad forzada y ajena a su verdadero ser.
Alienación de otros trabajadores: En el sistema capitalista, los trabajadores se ven en competencia unos con otros, en lugar de cooperar. Esto genera hostilidad y rivalidad, socavando la solidaridad entre los trabajadores.
Marx plantea la necesidad de superar esta alienación y restaurar la humanidad del trabajo en una sociedad comunista. En una sociedad donde los medios de producción sean propiedad colectiva y donde no exista explotación, los trabajadores podrían participar activamente en la toma de decisiones sobre qué producir y cómo producirlo. Así, el trabajo se transformaría en una actividad liberadora y autónoma, en lugar de ser una forma de opresión y alienación.
Una cita relevante de Marx sobre la abolición del trabajo alienado se encuentra en "Manuscritos económicos y filosóficos de 1844":
"El trabajador se siente más a gusto fuera del trabajo que en el trabajo. Su trabajo no es voluntario, sino forzado; es trabajo forzado. Por tanto, no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer necesidades fuera de sí. Su trabajo es, por tanto, una privación de la vida, no es la satisfacción de la vida." - Karl Marx, Manuscritos económicos y filosóficos de 1844.
Es evidente que en el contexto de la época en la cual vivió Marx podría haber sido una realidad todo lo que el decía en ese momento, pero él omitió hablar de la vida miserable que tenían los campesinos de la época que se encontraban fuera del sistema capitalista. Es evidente que todo eso ha cambiado hoy en día y también que la puesta en marcha del socialismo en muchos países con vías a implementar el comunismo la alienación de los trabajadores fue mucho peor. Aunque Marx no podría saber eso, pero hoy nosotros sí lo sabemos.
En los países donde se ha implementado el comunismo, los trabajadores no solo carecen de propiedad sobre su producción, sino que tampoco reciben una remuneración justa por su trabajo, ya que todo es entregado al Estado, que está controlado por políticos. Esto implica que trabajan por un salario paupérrimo, lo que genera una situación de explotación laboral cientos de veces más grave que en cualquier capitalismo moderno.
Por otro lado, Marx menciona que, en el sistema capitalista, el trabajo se divide en tareas monótonas y repetitivas. No obstante, en la actualidad, estas tareas repetitivas son realizadas por robots en países más desarrollados, lo que ha permitido liberar a los trabajadores de dichas labores.
Marx también señala que el trabajador se convierte en una mera mercancía en el capitalismo, pero en realidad, este fenómeno es más visible en sistemas comunistas, como en China, donde se han reportado casos de mano de obra esclava. Aunque China ha implementado políticas de libre mercado, su gobierno comunista impone reglas autoritarias que pueden conducir a condiciones laborales cercanas a la esclavitud.
Contrario a lo que plantea Marx, el capitalismo no es un sistema estático, sino que se va perfeccionando con el tiempo, corrigiendo sus fallas y buscando soluciones para mejorar las condiciones de los trabajadores. Por esta razón, muchas personas prefieren emigrar de países comunistas hacia países capitalistas, en busca de mayores oportunidades y libertades.
La agenda globalista, representada por figuras como el presidente del Foro Económico Mundial, muestra una admiración por el sistema chino, lo que sugiere una aceptación de la explotación laboral en dicho país. Por otro lado, también se promueve la idea de eliminar el trabajo y reemplazarlo por robots con inteligencia artificial, para lo cual proponen conceptos como el Ingreso Básico Universal, Ingreso Mínimo Vital, entre otros. El objetivo es abolir el trabajo por completo y permitir que las personas vivan sin tener que hacer nada. Además, se propone reducir la jornada laboral a 40 horas o menos, pero estas medidas no buscan mejorar la calidad de vida de las personas, sino mantenerlas con lo mínimo y reducir la productividad. Se argumenta que esto se hace en aras del desarrollo sostenible y con objetivos ecológicos y climáticos, pero en realidad, esto es solo una excusa para justificar políticas que persiguen el decrecimiento de las naciones y evitar el desarrollo de los países en vías de desarrollo. Todo esto, en última instancia, facilitaría la concentración del control de los recursos naturales en manos de grandes empresas multinacionales y organismos internacionales, dejando a la población con escaso poder y propiedad sobre dichos recursos. Así, se vislumbra un futuro donde "no tendrás nada y serás feliz".

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